Publicado en Apuntes de aprendiz

Papelitos arrugados


Mis respetos a Margarita, quien fue mi profesora de Castellano en la universidad. Le debo mucho: ella despertó en mí un ansia por la excelencia del lenguaje. Me enseñó a ser puntillosa, cuidadosa en los detalles al escribir, me mostró los errores comunes en los que incurrimos sin darnos cuenta, me dejó perpleja con varias clases de gramática densa al enseñarme al más puro estilo de Sócrates que «sólo sé, que no sé nada».

¿Su premisa?: «Es imperativo que el periodista tenga cultura general«. Por ello, estudiamos desde la mitología griega hasta Roa Bastos. La literatura era tratada como el arte supremo y el cincel  para los trazos era la palabra.

El primer año fue medio terrible para mi autoestima, jaja. A veces le entregaba trabajos que a mi ingenuo criterio estaban muy bien, pero recibía una levantada de ceja de ella. Era su forma de empujarme más y más hacia la calidad. Tanto así, que a veces me preguntaba a mí misma si realmente tenía madera para escribir [pregunta que continúa vigente] Practiqué, leí, escribí y escribí… me rodeé de cientos de papelitos arrugados, y finalmente, en segundo año, llegaron sus elogios. Y cuando llegaron fueron tan motivantes.

De ella aprendí la técnica, pero la pasión por la escritura se remonta a mi infancia. Recuerdo que mi primer cuaderno de apuntes ya lo tuve a los 3 años. Sí, ¡a los 3 años! Eran garabatos, casi-casi un sistema de escritura que le hacía la competencia a los jeroglíficos egipcios, jaja. Ni yo misma entendía qué rayos decía, ni había Piedra Rosetta para descifrar; era derroche de ganas por aprender a escribir. Si había una frase que me definía a esa edad era esta: una analfabeta apasionada por la letra. No veía la hora de leer también. Yo quería tomar mi Toddy con un diario, pues.

Cuando tuve la edad y las ideas para construir mi propio lugar de juego no me rodeé ni de Barbies ni de la cocinita ni tuve un pequeño atelier de vestiditos. No. Reutilicé un escritorio, le pedí a mi abuelo su antigua máquina de escribir y a mi mamá que me comprase un teléfono de juguete, y hurgando por ahí conseguí para mi agenda. Hoy, aaaaños después, el panorama se modernizó un poquito, pero es lo mismo: estoy sentada frente a mi computadora, con un teléfono a mi izquierda, una agenda y un escritorio pseudo-ordenado. Moraleja: en tu infancia están las pistas de tu profesión.

Desde ahí que no paro de escribir. Pasando por registros en diarios de vida, ensayos,  reseñas, artículos de opinión, cartas, trabajos prácticos, blog y derivados. Mi «primer periódico» lo creé a los 9 años. Se llamaba «El periódico de la Juventud», tenía 4 páginas y un solo lector: mi abuelo [ni con el target acerté, jaja]. Lastimosamente fue clausurado poco tiempo después. Capaz me faltó insertar publicidad para la sostenibilidad, jajaja. Buenos tiempos aquellos.

Hoy día, hasta cuando voy al cine me fijo con especial atención en el guión de la película. Allí encuentro la riqueza o la pobreza de una historia. Si tuviese unos efectos y una banda sonora alucinantes pero diálogos flojos, para mí la historia perdería fuerza y trascendencia.

LAS PALABRAS ME APASIONAN. Escribirlas, leerlas, escucharlas y decirlas.

¿Y dónde se aprende a escribir? «Escribir es un oficio que se aprende escribiendo», dijo Simone de Beauvoir. ¡Ahora sé que esos cientos de papelitos no fueron en vano!

Las ideas se le vienen a uno al escribir, durante el trabajo. Eso de tener ideas se puede conseguir con la práctica. Es, de verdad, una cuestión de entrenamiento. Quien no sabe tocar un piano se asombra de lo que es capaz un pianista. Pero el pianista tampoco lo ha sabido desde el principio, así, sin más. Se ha ejercitado muchos, muchos años. Con un escritor pasa lo mismo. [Michael Ende, escritor alemán]

Recuerdo que en secundaria hice un cartapacio lleno de citas, pensamientos y palabras raras del diccionario. Hasta ahora lo conservo. Lo acabo de desempolvar, jaja,  y al dar vuelta sus páginas me acordé de esa «época dorada» de tekoreísmo placentero.

Pienso nomás: ojalá todos pudiesen trabajar en lo que les gusta. Esa es una bendición. Una recontra bendición de la vida. Es esa sensación de decir: hago lo que amo y lo mejor de todo: ¡ME PAGAN POR ESTO!

Ay, sueño con estar rodeada de papelitos arrugados siempre.

8 comentarios sobre “Papelitos arrugados

  1. jajaja me encanta!!! cuando yo era chica estaba rodeada de libros,amaba leer mas que cualquier otra cosa.. nadie me cree pero en preescolar yo ya leia bien jaja, tuve q aprender por necesidad porque mis papas se cansaban de leerme todas las noches y mi hermana leia mal.. desde ai fue sellado mi destino de ser abogada.. y lo tuyo de ser escritora es mas q obvio! me olvide de llevar una hoja para q me des tu autografo, pero si o si!! asi cuando seas famosa voy a tener la prueba q t conocia.. =) segui escribiendo y yo t sigo leyendo..

  2. Ojalá yo también pueda decir que trabajo en lo que amo más adelante y me perfeccione más y más. Que lastima que Margarita fue mi profe sólo en primero =( No tuve la oportunidad de pulirme con ella. No sabes si será más adelante otra vez?
    Lo de mi infancia vos ya sabés jaaja. Te tengo que mostrar una foto mía en mi carrito garabateando un libro jajaja. Tuve mi escritorio con mi agenda, un cuadernos de apuntes y teléfono (no pude consegui mi máquina de escribir jaja). También hacía un diario con mi prima yo escribía y ella dibujaba las imágenes gua’u, ya no me acuerdo cuántos años tenía jaja.

  3. hija majooo! asimismo… en prescolar gané un concurso de lectura y era una de las pocas que amaba el ingles a los cinco años!!!! =) también sigo derecho pero mi pasión por los idiomas es inagotable!!!!! diplomática… ese es mi sueño! me encanto naru!

  4. buenisimo!!! enserio!! con razón soy multifacética!! cuando era chica jugaba a ser la peluquera (y enserio le cortaba el pelo a mi hna) jajaja era veterinaria, modista, policía, ere erea, hasta escritora, porque escribi mis popios cuentos, poemas y canciones!! pero lo que no se olvida son las noches y tardes cantaaaaando en la cocina y en el baño, soñando ser cantante o algo parecido! hoy precisamente no deseo ser «la cantante» pero un ministerio musical no vendria nada mal!! sigo trabajando en eso!! y las personas, emocion total, eso creo que define el porque de mi carrera! jajaaja gracias Naru! nos perfeccionamos para lo que queremos lograr!:)

  5. naruuu!!! me agarro una nostalgia derrepente y tu blog me hizo acordar cuando era chiqui! pense en cada cosa que hacia cuando era pequeña y lo que recuerdo es que siempre me agradaba hacer programas frente a la camara jajaja me encanta el entusiasmo que le pones a todo esto, porque todo eso es lo que transmitis en nosotros cuando lo leemos! la practica hace al maestro=) y vos sos una maestra…todo el esfuerzo que empeñaste y que lo seguis haciendo! creo que las ganas que le pones a lo que realmente te apasiona me da una gran motivacion, somos colegas y quizas en algun momento tambien pase por esos pequeños problemitas con mi autoestima pero de esas equivocaciones llegamos a la excelencia! gracias por amar lo que haces y por ser de motivacion para muchos! enserio naru! te digo algo? sos lo mas=) y vos lo sabes!

  6. Yo no sé si me equivoqué de carrera… jajaja!!! El año que viene lanzo el segundo disco de mi grupo, retomo el conservatorio y pienso darme el lujo de por lo menos tomar clases de salsa o algunos ritmos caribeños para sacarme las ganas de decir que soy bailarina!
    Cuando tenía 7 meses tenía un teléfono rojo, y en efecto, me pasé la juventud trabajando de recepcionista o en Atención al Público.
    No sé si es ser multifacética o un problema de personalidades múltiples… jajajaaaa… lo que peor hago es escribir, por lo menos en estilo, y me gusta pero me parece un sacrificio!!! así que no sería mi ideal de trabajo… uy! tengo un problema existencial!
    Me tiro hacia la música parece…
    Bueno, chau.

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